ANIQUILAR A LA NIÑA NO ES TAN FÁCIL
NO QUIERO EQUIVOCARME
MATAR LO QUE NO DEBÍA
Y DESAPARECER YO






NOTAS


FESTIVAL MACONDO CIRCUS 2010. Santa María, Brasil

De tirar o fôlego

Postado em sábado, 27 novembro 2010
Autor: Igor Muller

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Impressionante, estonteante, impactante. Não há adjetivos suficientes para descrever a performance Aniquilar la Niña, apresentada pelo casal Rodrigo Gomez e Florencia Gleizer, na noite de ontem. O público se aglomerava entre esculturas e obras de arte no Atelier da Gare enquanto, ao fundo, tocava um som contínuo e ritmado.
Vestidos de casacos compridos vermelhos por sobre roupas azuis, o casal cruzou por entre a plateia até chegar às suas posições. Ele nos instrumentos, ela no centro da roda que se formou. Ao fundo uma projeção que, nos, minutos iniciais da apresentação, aparecia N1.
O som constante logo é quebrado por um zunido que, aos poucos, dá espaço à música de Gomez, com o ritmo que lhe é característico, ela iniciou sua dança . Começou com passos lentos, às vezes estáticos, que aos poucos foram ganhando velocidade e intensidade estonteante ao sabor da música que a embala. Uma dança (pós)moderna, executada por uma bailarina com muito preparo e fôlego.
Mas a música não é apenas ritmo e impulso para a dança. É uma ordem. Gomez inicia uma espécie de poesia bilíngüe*  repetida a exaustão e encenada (ou obedecida) pela bailarina que parece não ter outra escolha senão dançar até sua completa aniquilação. Era como se obedecesse a vozes de comando, totalmente entregue aos caprichos da voz que se repete e da música que contagia. Florencia age e reage, até que desfalece no chão.
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Deitada, Florencia fica no chão como à espera das ordens de seu musical algoz. Não tarda muito começa a tocar algo que, ainda que distante, soa como uma bossa-nova distorcida. Teclas de pianos e outros instrumentos formam uma música harmoniosa, com toques carinhosos e afetuosos. Florencia reage, como se tocada pela gentileza. Levanta-se vagarosamente, despe seu casaco e aguarda. A guitarra de Gomez muda o ritmo e ela o segue. Um som vigoroso e potente a hipnotiza novamente e ela retoma seus movimentos como inebriada pelo ritmo.
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Enquanto tudo isto é representado ao vivo, ao fundo a tela projeta imagens, mesclando em contrastes branco e preto os mesmos movimentos e situações assistidas ao vivo. Cada elemento, independente, se conecta e complementa a cena. Era tanta coisa para acompanhar que se tornava quase impossível não se deixar prender nos detalhes. Nada que prejudicasse a cena. Os olhares da plateia acompanhavam hora um, hora outro. Como que hipnotizados, o público só voltou a si quando se iniciaram os intensos aplausos.
Mais do que compreender, esta performance é para ser sentida, resume Vanessa Solis Pereira, que assistiu a apresentação. Ela e a amiga, Luciane Chiapinotto, comentaram que sentiram o peso e a densidade de cada movimento executado pela bailarina. As duas foram embora naquela noite sensibilizadas. – Com certeza esta performance nos faz pensar (muito), afirmou Luciane.
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A poesia
Pobre menina tonta
Todos querem me dirigir
Elos
Eu escuto
Mais uma vez

Como sofre
Como sofre a menina
Assim sofre a menina

Observemos novamente
Como sofre
Como sofre a menina

Observemos do outro lado
Como sofre
Como sofre a menina
Não sofre
Estão ocultando ela
Observemos novamente
Como sofre
Como sofre a menina
Assim sofre a menina
Assim sofre a menina

*Tradução própria do texto extraída do ouvir. Qualquer interpretação/tradução diferente não é de responsabilidade do repórter
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Fotos: Nathália Schneider
PORTAL TEA
24.11.2010 | Entrevista a la bailarina Florencia Gleizer

CORTAR LOS HILOS DE LA ESCLAVITUD VOLUNTARIA
La coreógrafa encaró la inquietud sobre el automatismo en su obra Aniquilar a la niña, donde combina baile moderno, música industrial y un concepto de laboratorio. Asegura que la independencia ante la manipulación es posible.
Por Sabrina Prieto, alumna de 2° "a" de la tarde.


Todos me quieren dirigir. Todos ven en mí la docilidad que permite realizar sus deseos que son órdenes”. Ese manifiesto del sumiso está plasmado en el programa de Aniquilar a la niña, la obra de la coreógrafa y bailarina Florencia Gleizer, quien ya la presentó en el Centro Cultural San Martín y el Portón de Sánchez. Sobre un piso de líneas rectas blancas y negras que forman cuadrados, la niña se mueve robóticamente. Dos pantallas la muestran bailando en un sitio que parece ser una fábrica. Está a merced de un músico, interpretado por Rodrigo Gómez, con aspecto de científico, quien da directivas en un idioma inexistente que simula ser alemán. Luego se traduce al español y continúa el proceso.
Ese idioma lo inventó Gómez y lo usa hace muchísimos años. Es parte de su lenguaje musical. Le aportó una sustancia de laboratorio, bastante fría, para diseccionar a esta niña, observarla y ver qué le sucede”, describe Gleizer, mate de por medio, en su departamento desordenado producto de una próxima mudanza. Gómez y ella trabajan juntos desde hace dos años, cuando comenzaron con el ciclo de improvisación entre un músico y un bailarín llamado Formato Living. Al principio se presentaban en bares y estaba formado por dos duplas: una pareja invitada y ellos. “Tenemos una comunicación muy fácil entre nosotros y nuestras estéticas van de la mano”, comenta.
El ambiente industrial y riguroso de Aniquilar a la niña se vio influenciado por los nueve años que pasó enseñando matemática y por caminatas cotidianas por Villa Crespo, su barrio: “Caminando por los talleres mecánicos, vi un par de locales en Juan B. Justo en alquiler. Resultó que ambos eran simétricos e imaginé una obra en ahí, usando toda la idea de la simetría y operaciones geométricas de rotación y traslación”.
La manipulación y el automatismo como eje surgió como respuesta a la vida monótona que las personas se sienten obligadas a vivir: “Siempre estás eligiendo pero no sos consciente de eso. Muchas veces uno se mete en un carril y no se da cuenta de que puede cambiar de dirección”. La lectura del libro Ensayo sobre la servidumbre voluntaria, escrito hacia el 1500 por Étienne de la Boétie aportó a esa idea y le creó la inquietud sobre cómo puede ser que haya un dominante y un millón de dominados y qué pasaría si ese millón intentara tomar el control de sus vidas.
Salir de ese círculo es mucho más fácil de lo que uno cree”, afirma convencida y ejemplifica: “¿Querés hacer música y no tenés plata para comprarte una guitarra? Agarrá el tacho de la cocina y hacé música con eso. ¿Querés hacer ropa? Agarrá los cachos de tela que encuentres por ahí y hacela. Se trata de animarse, correr riesgos. Conozco mucha gente que se animó y, aunque no tengamos un auto en la puerta de casa, todavía (risas), al menos sabemos que todos los días hacemos lo que nos gusta”.
La niña sale de su baldosa y regresa cuando se lo dictan. Se refugia en la oscuridad y vuelve a exponerse bajo el reflector. Se mueve frenéticamente ante las directivas y al son de la música oscura y electrónica. Gleizer cuenta que cuando terminó la primera función, el clima en el público era muy particular y al principio les costaba aplaudir. “Estoy feliz porque escucho a gente que vio la obra y se les cruzaron muchas cosas por la cabeza. El abuelo del chico que hizo los videos que poníamos en las pantallas dijo que fue como estar en 2001: Odisea del espacio, que para mí es el mejor elogio que me pueden hacer. Un par de amigas quedaron angustiadas y algunos lo entendieron como esa transición hasta llegar a los 30, donde no sabés a quién responder, cómo terminar de formarte como persona, qué dejar de tu vida anterior y qué conservar. Y eso sólo se sabe cuando uno se decide a actuar y mostrarse genuinamente a los demás”, cuenta con la sonrisa de quien ha logrado un objetivo: cortar los hilos de la propia manipulación.



Micro de radio GALAXIA ESCALDADA
http://elgatoescaldado.com.ar/2010/09/galaxia-escaldada-8%C2%BA-micro-28-09-2010/

ALTERNATIVA TEATRAL
29/09/2010
Por Ale Cosin
Espectáculo Aniquilar a la niña
Foto: Clara Muschietti
Dulce pesadilla
Aniquilar a la niña es un verdadero ejercicio de desbloqueo. Imposible, o casi, poner la atención sensorial únicamente en un estímulo (visual, auditivo, kinestésico). Imposible, o casi, saber cuál de los estímulos fue el protagonista. Casi imposible definir el espectáculo con alguna categoría demasiado cerrada, porque ahí están la música tocada en vivo, la presencia inquietante de una bailarina" incatalogable", videos en monitores, un tratamiento visual que abarca la iluminación, la escenografía y el vestuario. Todo muy cuidado, todo conscientemente ubicado para cumplir la función primordial: un REM (Rapid Eye Movement) en vigilia. Y por asociación, la imagen de un sueño intranquilo.
La pieza se divide en dos partes, en las que varía la presencia del video y la narrativa, enfatizada por el cambio en el vestuario y la iluminación.
Si bien, estrictamente hablando, hay en el espacio una bailarina, Florencia Gleizer (con un registro de movimiento extraño y contrafemenino, en el sentido más ortodoxo), se debe considerar al músico, Rodrigo Gómez, un performer con altísima presencia en escena. El cuerpo de Gómez produce la sensación de estar bailando. Es un personaje que con su cuerpo entabla una relación "impregnante" con todo lo que sucede; con lo que hace Gleizer en el espacio, con la iluminación, y con sus instrumentos musicales, que conforman una verdadera banda de rock ejecutada por él mismo. La relación es dialógica, a veces de forma suave y otras decretando guerra.
Él es encargado de decir el texto, escrito por Gleizer, y ése es un momento más abierto hacia el público: "Triste luna llena o pobre niña tonta. Todos me quieren dirigir. Todos ven en mí la docilidad que permite realizar sus deseos que son órdenes. Todos entienden que será fácil. Un poco de sugerencias, un poco de organización, un poco de autoritarismo. Egos...".
De todos modos, en líneas generales puede hablarse de una estética con reminiscencias cyberpunk, pero al mismo tiempo con una gran influencia de la psicodelia artística de contracultura, un sincretismo que da como resultado una blasfemia en colores, algo chocante y que, a la vez, atrapa. Algo que asusta y es, también, extremadamente tierno.
Es importante destacar que el proyecto ha pasado por diferentes formatos (más o menos performáticos o mediados). Una práctica, quizás, en desuso, cual es la de probar una idea o un conjunto de ideas relacionadas en distintas instancias, como exámenes de laboratorio, con el objetivo de exprimir todo lo que pueda dar. Al mismo tiempo, el dúo trabaja junto en otros proyectos, uno de los cuales es otra invitación imperdible: las Fiestas Sintomáticas, en las que presentan Formato Living, 1 bailarín / 1 músico. Un espacio particular. Qué les propone. En el momento; un entrenamiento de percepción al que pocos se atreven.


EXTRAÍDO DE: http://www.alternativateatral.com/critica272-dulce-pesadilla


CRÍTICA TEATRAL
Ser uno a través del tiempo
09 setiembre de 2010


Aniquilar a la niña no es tan fácil. No quiero equivocarme, matar lo que no debía y desaparecer yo. F.G.

Florencia Gleizer (Formato Living) luego de un largo recorrido de elaboración y puestas como trabajo en proceso, llega al Portón de Sánchez para mostrar Aniquilar a la niña, un paseo abstracto y con diversos lenguajes que invitan al espectador a hacer elecciones en forma constante.
El espacio escénico es despojado, el protagonismo lo tiene el tapete con figuras geométricas en blanco y negro que no se sabe dónde inician y dónde terminan, dos televisores y el equipo e instrumentos de Gómez (Gordoloco y Proyecto Gómez) detrás a la derecha. La disposición escenográfica está a cargo de Mariana Tirantte que se completa con la puntillosa iluminación de Matías Sendón que le aportará color a la puesta, juntos logran reflejar ese mundo de figuras geométricas que enmarcan la obra.
El público se encontrará con 3 posibles recorridos que se unen y son superadores del concepto mecanicista y matemático con el que se juega todo el tiempo. La danza, la música y el video arte (a cargo de Nicolás Richat) son los lenguajes que confluyen en Florencia Gleizer.
Si bien es un trabajo experimental da lugar a una búsqueda particular que no deja afuera a la platea, por el contrario, cada observador puede anclar y relacionar lo que ve con experiencias y crisis personales (como la llegada de los 30) a modo de evaluación personal y oportunidad de cambios. Donde talvez sea necesario aniquilar a alguna niña.
El personaje recorre lo abstracto como un modo personal del ver lo cotidiano y a su vez tomar conciencia de las elecciones diarias que hacen a la forma de vida que se quiere llevar. Gleizer lo refleja desde el trabajo simétrico, los movimientos automáticos y por repetición hasta revelar el mundo interior / particular de cada uno, como medio para acercarnos más a ese ser único.
Operaciones geométricas, rotación, translación, la idea de un espacio dentro de otro, brindan otra mirada de la matemática como piezas que componen una totalidad que depende y se completa con la construcción de cada observador, es parte del resultado al que logró llegar Florencia. Definitivamente instala una nueva forma de trabajo donde lo abstracto y lo singular es pensado desde lo matemático bajo el aura de Pitágoras.
Es un acierto el diseño del programa que dentro de una bolsa se entrega la tarjeta con el diseño del video, un separador rojo, los agradecimientos y 12 papeles blancos con frases que repasan la puesta y los conceptos que la generaron. Los cuales dejan desentrañar el conflicto que genera el automaticismo en la búsqueda de la identidad, el reconocer como básico el ser uno mismo, algo simple y nada obvio en la sociedad actual, el animarse a hacer lo que uno quiere en la vida, probar más allá del posible error, hasta poder encontrar un lenguaje propio que la directora e intérprete logra transmitir.
Aniquilar a la niña es una obra sumamente reflexiva sobre el qué rescatar y el qué matar de esa niña interior a la hora de encarar la vida como toda una mujer.


Marysol Falbo
 ©2010 Crítica Teatral todos los derechos reservados


EXTRAÍDO DE http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=2&idn=2543



MEIDIO: CRANEOPOLIS / Blog

http://craneapolis.blogspot.com.ar/2010/11/aniquilar-la-nina.html
Un espacio para la reflexión y la difusión de las artes escénicas del movimiento

domingo, 14 de noviembre de 2010

ANIQUILAR A LA NIÑA

La propuesta es una potente expresión que emana de un dúo. Simplemente dos personas, un hombre y una mujer que juntos producen al tercero: la obra. La música, la danza y el espacio con sus líneas de luces y sombras, conjugan geometría y abstracción. El espacio figura como una construcción geométrica en la galaxia del personaje. Toda la puesta en escena está muy cuidada.



El desarrollo de la propuesta cuenta con dos partes diferenciadas desde la luz y el vestuario. Al principio hay colores primarios en una especie de complementación pop-futurista. Ella, él, rojo, azul primero, después blanco y negro. Opuestos complementarios.
Ellos funcionan muy bien juntos, se amalgaman en música y movimiento. El ‘in crescendo’ que se produce está unido.

Aparece ligado de tal forma que no se nota quién da el pie. Se van acompañando en un diálogo sonoro y visual que invita a participar con los sentidos. Desde la iluminación, la escenografía, la coreografía, la música y el video. Todo confluye con un ritmo que impulsa a ser parte de.
En ese sentido, la obra es una invitación, un convite, que lleva al espectador a estar bien presente.

Florencia proyecta líneas desde su cuerpo hacia el espacio donde se funden y rebotan como los golpes de la batería. Gómez es un performer cuyo lugar en el espacio late y se mueve como la intérprete. Movimiento y sonido producen ecos, reverberaciones que crecen y estallan.

Los textos condimentan con su poesía a la propuesta.
Esta improvisación pautada es un trabajo con el vivo y el momento presente que la pareja viene desarrollando hace años desde Formato Living, donde un bailarín y un músico son convocados para desarrollar un diálogo en escena a partir de la improvisación.

Aniquilar a la niña es una propuesta personal cuyo carácter le da una impronta fuerte que sobresale dentro del circuito de danza contemporánea de Buenos Aires.

Dan ganas de bailar, de tocar, de ver. Dan ganas de correr.